miércoles, 7 de julio de 2021

ENTREVISTA A BERNARDA DE UTRERA

No puedo afirmarlo con rotundidad, pero puede que esta sea la última entrevista que se le hizo a Bernarda. La realicé el 15 de julio de 2006. El morbo que suscitaba en esos días la delicada situación de salud de Fernanda había provocado que familiares y allegados cerrasen filas en torno a las "Eternas Niñas". Informé a la dirección de La Flamenca -de la que entonces era redactor jefe- que había conseguido lo imposible, pero todo se fue al traste porque Fernanda falleció solo unas horas antes de que la revista (de carácter bimensual) fuese a imprenta. La entrevista, redactada y debidamente moderada, quedó guardada para mejor ocasión. Cuando los amigos de Sevilla Flamenca (junio de 2010) me pidieron una colaboración para el especial de la muerte de Bernarda, caí en la cuenta de que ese momento había llegado. Aquí están las palabras sinceras de quién tuvo que vivir artísticamente sufriendo ser la sombra de un genio al que, a pesar de ello y por encima de todo, amaba con locura.

Es usted más calladita que Fernanda. Ha concedido poquísimas entrevistas.
 
Mi hermana habla mejor que yo. Siempre que había periodistas la echaba por delante porque tenía don de palabra y a mí no me gustan las falsedades. Soy más rebelde y no me callo. Si bordean conmigo, yo bordeo. Como Caracol, que nos adoraba, pero que cuando estaba bebido era… Un día, que trabajábamos en "Las Brujas", vino con La Paquera y nos metimos de fiesta en el "Cuarto de los Toros". Se cachondeó del cante de mi hermana y la hizo llorar. Y le canté las cuarenta: "¡Si La Niña de Fuego y La Salvaora lo canta todo el mundo!, ¡Canta tú por soleá como mi hermana!, ¡Si tú has sido artista gracias a Lola Flores!". Le dije sentencia. Después vino la mujer y nos pidió disculpas. Y él también vino a disculparse. No es que me meta con nadie, pero si mi hermana se calla yo no. A mí no me ha gustado falsear. 
 
Hábleme de su gente. Del familiar más antiguo que recuerde. 
 
Pinini, mi abuelo, el padre de mi madre. Era matarife y murió con 90 años. Y mis tías: Fernanda, que era de aquí y vivía en Lebrija, y María Peña. Ninguna era artista, pero no veas. Por la parte de mi padre cantaba mi tío Andrés. Y mi padre, que se llamaba José. Hace muchos años que murió y todavía se acuerda la gente de él, porque tenía unas ocurrencias… Mira, el padre de Lola Flores era muy grande y estando un día de fiesta dijo Lola: "¡Qué se muera mi padre si…!" y le contestó el mío: "¡Hija, Lola, no jures por tu padre que no vas a encontrar madera para tanto ataúd!" Era como un chiquillo. Y salió a tomar café y le dio algo malo. Nos crió de maravilla, en clase de pobre. Era carnicero y quiso ser torero, por eso cuando se puso malo le dijo a su compadre Curro: "Este toro no lo mato". Llegó a torear en Cádiz y le regalaron un reloj de oro. Y mi madre se llamaba Inés y era guapísima. Un día, el Beni de Cádiz le dijo que se parecía a Isabel II. Tuvo ocho hijos, pero tres murieron muy chicos. 
 
 
Bernarda y el autor del Blog en un momento de la entrevista (Foto: Antonio Cid)

 
 
Entonces, estaba cantado que ustedes serían artistas.
 
A nosotras, desde chiquititas, nos levantaban de la cama a las tantas de la madrugada para cantar. Yo era muy rara. Siempre que veía una fiesta en casa, me escondía y me quitaba del medio. Pero ya murió mi padre y como no teníamos hermanos varones… Todavía me da coraje tener que ir a cantar. Mi padre no quería que fuésemos artistas; no porque pensara que hacíamos algo malo, sino porque no quería que la gente pensara que en mi casa comían de nosotras. Cuando cobrábamos en "Zambra" decía: "¡Ese dinero no es mío, es de ustedes!". A mi casa venía el Príncipe Gitano, la gente de Carmen Amaya, la de Antonio Ordóñez… La abuela de Ordoñez, doña Reyes, que era gitana, cuando nos escuchó formó allí… Lola Flores llegó a las cuatro de la mañana embarazada de Lolita… Venían hasta de Francia, americanos, actores… Y Antonio Mairena, que aprendió en Utrera… ¡De Jerez nada!. ¡Estaba aquí todos los días, aprendiendo de los gitanitos de Utrera!. Cuando vino aquí no sabía dar ni las palmas… Yo se lo dije un día, porque cuando las gentes son bordes, bordeo yo también. Cuando murió, le llevamos una corona y el guarda del cementerio nos dijo: "Esa corona tenía que ir delante, porque Antonio aprendió en Utrera". Caracol fue el que aprendió en Jerez. 
 
¿Qué tiene el compás de las "Niñas de Utrera" que, por donde va, arrasa?
 
¡Eso es…! Mira, un día en el Lope de Vega ningún guitarrista quería tocarnos. Ya empezamos a mosquearnos porque veíamos cosas raras. Fui a preguntar y me dijeron que nuestro compás era muy difícil. "¡Pues a aprended!". Y al final tuvimos que salir las dos sin guitarra. La gente se volvió loca. Pero a nosotras lo que nos ha gustado es la guitarra y nosotras. Ni palmeros. Un día, le dije a Paco de Lucía: "Mira Paco, tú eres muy buen artista, pero tú a nosotras compás nada más. Cuando termines con nosotras, empiezas con tu tiquitiqui y con lo que tú quieras". Que es muy buen artista Paco de Lucía, pero yo no me puedo callar. 
 
¿Es usted la creadora del cuplé por bulerías de Utrera?
 
El cuplé por bulería es cosa mía. Cuando lo de la "Reina Mercedes" Lola Flores me pidió en su casa, delante de la Piquer, de Rafael de León, de Antonio Quintero… que se lo cantara. Y Rafael de León me dijo que, hasta ese momento en que yo canté eso por bulerías, no se había dado cuenta de que era poeta. A doña Concha Piquer no le gustó mucho escuchar eso… La Sayago decía que ella había sido la primera en cantar eso a la madre del rey. ¡Mentira! ¡Se lo habría cantado a la madre del rey, pero de las barajas de cartas!. La primera que ha cantado eso ha sido mi menda. En Madrid me decían que era capaz de meter por bulerías hasta la guía de teléfonos. He metido la malagueña, el taranto… todo. No veo nada difícil. Escuchábamos en el teatro a los artistas y ya nosotras lo hacíamos de seguido. Las cosas de Juanita Reina, Antonio Machín… Y después se volvían locos escuchándonos. No se guisar, pero eso sí. 
 
Si hoy tuviera que meter por bulerías a algún artista ajeno al flamenco…
 
Fuera del flamenco, hoy, no me gusta nadie. Al rubio de los tirabuzones (David Bisbal) lo pelaba rapado y le decía: "¡Anda y vete ya por ahí!". Como la Niña Pastori… que una mujer de San Fernando me dijo: "La Niña Pastori tiene locura con ustedes…". Y yo le dije: "¡Pues dile de mi parte, que no sabe cantar!". Yo soy así. No me puedo callar. Una ha visto muchos y muy buenos artistas, para aguantar lo que hay hoy. Como ese Antonio Machín. Yo escucho a Machín y salgo llorando…
 
 
Bernarda de Utrera (Foto: Antonio Cid)
 
 
¿Y lo del fandango por soleá también es suyo?
 
Eso es nuestro, porque Perrate cantaba también el fandango, pero era otra música…
 
Todo eso sin beber nada de nada para entonarse…
 
Bueno. Un día, en casa de Antonio Ordoñez, me vio Lola Flores un poco tristona y me preguntó qué me pasaba. Y me dijo que me bebiera un poquito de whisky. Y por no decirle que no, me lo tomé. Cuando estamos a gusto, a lo mejor sí. ¿Pero Fernanda? Ni una gota. Estábamos en el Corral de la Morería y le decía: "¡Hija, Fernanda, tómate una mijita de vino que te animes!". Y se tomaba un café. ¡Con un café cantaba!. ¡Y ni un cigarro! Que después dice le gente: "Está mala porque bebe y porque fuma". Y mi hermana no ha estado mala nunca. 
 
¿Está satisfecha con las cosas que ha dejado grabadas?
 
Me gustan, según los guitarristas. Melchor no me gustaba. Y Ricardo hacía un ruido muy raro con la boca. Yo le decía: "¡No me toques a lo palomo!". El que tocaba bien era el de Granada, el padre de "Los Loros" como yo les digo… Habichuela. Y Antonio Moya, que conoce muy bien las cosas nuestras y canto muy a gusto con él. Paco del Gastor también me ha tocado muy bien, aunque es un borde. Y el que tampoco me gustaba era Diego del Gastor… otro borde. Hacía con la guitarra clin clin clin… y de ahí no salía.
 
¿Y qué hacían dos gitanas como vosotras en Nueva York?
 
Ojú… Gritar por la ventana del "Hotel Chuston" (Hudson) de Manhattan: "¡Ay Utrera!, ¿Dónde está Utrera?". Allí estuvimos seis meses y nos entendían. Como en París. En todos los sitios que vamos la gente muere con nosotras. Dicen que no pasamos de moda. Yo creo que, por derecho, verdaderamente, hoy los artistas van todos muy rápido y las mujeres enseñando las cosas… De Nueva York me traje una canción que le escuché a un negro que decía: "Tú tan alta y yo tan baja, acercarme a ti no puedo…". Llegó Bambino y me pidió que se la escribiera. La grabó y después dijo que era suya. Y mira que fuimos nosotras quienes lo recomendamos a Gitanillo de Triana para que se lo llevara a Madrid, porque aquí en Utrera estaba pasando muchas fatigas… 
 
Con esa fuerza que ha derrochado, le sobrarían los novios…
 
Enrique Montoya fue mi pretendiente. Cantaba por rumbitas muy gracioso y lo demás lo aprendió de mí. Su padre era muy amigo del mío y su madre vendía entradas en el teatro. Yo con calcetines y el con pantalón corto. Con doce años. Un día me acompañó a mi casa y me preguntó si no tenía novio. Le dije que no, que era muy chica y me contestó: "Mañana te asomas, miras en la pared y verás a uno que te quiere". Y al día siguiente ponía en la pared: "Yo". Se iba a mi casa con una guitarrita, pero su madre no me quería porque yo era gitana. Al final el encontró a su señora y ya… 
 
Viniendo para acá hemos visto en una rotonda el monumento que les han hecho ¿Le gusta?
 
Sí, pero estamos pasando mucho calor allí puestas. Le dije al alcalde: "¡Ponnos un paraguas por lo menos!". La gente dice que estamos hasta guapas y se divierten de nosotras.
 
Habéis recibido varios homenajes y reconocimientos desde las instituciones públicas ¿Están ustedes contentas con el trato que están recibiendo?
 
Tenemos muchos galones: Hija Predilecta de Utrera, de la Provincia, lo del Trabajo... Y la Medalla de Plata de Andalucía, que la tenemos en casa y es de plata de la buena. Nada más que tengo quejas con mucha gente de Utrera. Hemos hecho mucho por ellos, primos y primas nuestras. Porque fueran artistas... Y ahora ni se acuerdan de mi hermana. Ni van a verla. 
 
¿Cómo anda la salud de Fernanda?
 
¡Ay, cada vez que la miro!. Porque no era guapa, pero cantaba… Con su pelo negro largo. Está como un trapo con el Alzheimer. Gracias que no le duele nada. Pero cuando mi Luis y mi Inés la cogen para acostarla, le entra un miedo horroroso. Se piensa la pobrecita que le van a hacer algo. Hay días que dice que hay un tío en el techo que le habla. Tiene una catarata en un ojo y me parece que se le ha pasado al otro. Estando viva, la echo mucho de menos. Antes de salir de casa para la entrevista la he mirado y le he dicho: "¡Ay hija mía!, ¡Con lo que te gustaban a ti estas cosas!". Todavía estoy cantando en algún sitio y miró para los lados a ver si se ha puesto buena y ha venido sin yo saberlo.
 
Fernanda ha sido importantísima para el cante por soleá.
 
Yo lo de mi hermana no lo podía hacer. Ella tiene su sello, pero la remedo un poquito. El otro día La Macanita, en el Potaje, la quiso imitar y no estuvo mal. Pero la voz de Fernanda es que hace mucho. Dijeron una vez que era el bordón de una guitarra. Mi madre la parió con ese don y no hay quien pueda imitarla. ¿Estará mi Inés harta de escuchar a su tía?. ¡Y mira que canta bien, pero que va!. Fernanda es inimitable. Su voz es suya. Yo no puedo hacerlo igual por la voz. Y fíjate: a mi madre le gustaba más yo. Y a mi padre le gustaba Fernanda. Por la pureza de su voz. Ni la Niña de los Peines, que al lado suyo es una "avellanera". A mí me gustaba más la voz del Pinto. O la de Tomás, que cantaba muy bien, pero era otro borde. Ahora, hijo mío, se han empeñado en decir que mi hermana canta como La Serneta. Carmen Linares, que es muy amiga nuestra, lo dice. Y yo le digo: "¡Si nosotras a La Serneta no la hemos conocido! ¡Si ni dejó discos ni nada!". Mi hermana canta como mi madre la parió y no copia a nadie. ¡Carmen Linares sí que copia!. Pero hijo mío, tienen esa manía con nosotras. 
 
 
Bernarda de Utrera (Foto: Antonio Cid)
 
 
Echará de menos participar en el Potaje…
 
El Potaje está fatal. Se lo dije el año pasado al Hermano Mayor de Los Gitanos, que es pariente mío: "¡Aquí han venido las mejores figuras!". Que las traíamos nostras: Lola Flores, Juanita Reina, Pastora Imperio…Y nos han dejado a un lado porque el dinero que cobrábamos lo donábamos a la Hermandad y este año, cuando vinieron a buscarme, le dije que me tenían que pagar, que ya no se quedaban con más dineros míos. Entonces trajeron a Raphael, que tiene voz de cura. El año pasado la gente saliéndose… Un festival tan lindo y se lo han cargado. Se ponía Utrera como una feria, con gente de todos lados.
 
¿A qué cantaores de Utrera ha admirado más?
 
A Perrate, que cantaba para morir. Y a Manuel de Angustias el viejo. No el de ahora. A mis tías y mis tíos… Y a Gaspar, que cuando fue a Madrid formó más que Camarón. Pero ya no queda nada. Los nuevos no saben ni donde están. Nosotras no queríamos ser artistas, lo fuimos porque no tuvimos más remedio. Y estos de ahora dan dos palmas mal dadas y ya se creen artistas, cuando nunca han sido artistas. Te hablo de los gitanitos de aquí. Ese Cuchara…, que era para matarse. ¡O la madre de Bambino en el fin de fiesta del Potaje! ¡Qué cosas más graciosas y que arte! ¿Pero esta gente nueva de Utrera? ¡Y son parientes míos…! 
  
¿Qué le pasaba al Cuchara?
 
¡Qué tiene mucho arte!. Una vez nos fuimos a la Feria de Sevilla. El tren no llegaba al duro. Tendría yo trece años. Estuvimos una semana, sin tener para comer. Nos metimos en una caseta que nada más tenía el armazón y unos turistas, al vernos tan chicos, se quedaron. Nos escucharon, pero se iban sin pagar nada. Entonces El Cuchara se fue para ellos y les dijo: "¡Nosotros haberles cantado y ustedes habernos escuchado, nos tiene que dar dinero!". Pero sólo nos dieron ocho pesetas. Menos mal que en La Alameda nos encontramos con la familia del Príncipe Gitano, que me conocían, y nos invitaron en "Las Maravillas". El Cuchara cogía un boquerón y, antes de metérselo en la boca, le decía: "¿Dónde estabas ayer a estas horas, que andaba loco buscándote?". Y se lo tragaba entero. Venía también la Josefita, que cantiñeaba muy bien "El Emigrante", pero cambiaba la letra y decía "… y aunque soy un ingrediente…"
 
Me han dicho que tiene usted línea directa con la Casa Real…
 
Digo. El rey se mea conmigo. En Canarias, cuando el premio, le di la mano y le dije: "Mira Juan, te voy a decir una cosa: cuando nos vayas a hacer otro regalo, nos los mandas a en una cajita a Utrera". Después, tomando café, vino a buscarme. Me llamó: "¡Bernardaaaaa!, ¡Qué no me entero de lo que me dices…!" y yo le contesté: "¡Es que eres muy viejo y no te enteras…!". Y dice él: "Tenemos la misma edad". "Pues yo he hecho la comunión hace nada…" y me contesta: "Yo la hago el año que viene…". Y la reina meada de risa… Tengo muchas fotos con él. Una, con un jersey de listas, que parezco la Abeja Maya… le llego por la cintura. Nosotras conocemos a Elena, al príncipe no. Me ofrecí gratis para cantar en el bautizo de la Leonor y todo, pero me escribió el niño contándome que no habían hecho fiesta. En casa tengo la carta.