Durante el par de años que dirigí la jefatura de redacción de La Flamenca (1) me propuse llevar a sus páginas principales todas las entrevistas posibles a las figuras que empezaban a no contar para los programadores; por edad, porque ya entonces estaban empezando a cambiar los gustos o por el declive de los cachés. El caso de Manuel Mairena era distinto: en el verano de 2006, a sus 71 años, estaba saliendo de una depresión nerviosa que le impedía subirse a los escenarios. Conseguí entrevistarlo en el Bar El Pilar, en la avenida José Laguillo de Sevilla. He retomado la grabación de aquella charla (2) y he vuelto a hacer la transcripción, completándola con las partes que no se pudieron publicar entonces por falta de espacio.
Muy buenas, Manuel. Nos estamos perdiendo a un gran cantaor...
Cualquier día salgo cantando, pero es difícil porque la depresión no se ha ido. Ha mejorado pero no se ha ido.
¿Y no cree que el cante puede ayudarle a superarla?
Eso es lo que yo quisiera, pero como el cante me trae tantas cosas íntimas que no puedo echar fuera... Y a mí el cante que me gusta es el que tiene sentimiento, el cante para divertirme me gusta pero no es el que me llena. ¿Qué tiene el cante si no tiene sentimiento? Me dice el psiquiatra que soy yo quien me tengo que quitar la enfermedad, pero esto es muy malo. No sabe nadie lo que es hasta que no lo pasa. Ahora tomo menos medicinas y estoy mucho mejor pero lo he pasado muy mal, encerrado sin querer salir del dormitorio.
¿Dónde nacieron sus primeros ecos cantaores?
En Mairena del Alcor, en la calle General Moscardó nº 30 que hoy se llama calle Benardo. Ahí nació toda mi familia, que todavía tengo yo la casa. Mi abuelo, de Utrera, se llamaba Antonio Cruz Reyes, cantaba bien y mi padre también. Mi padre, aunque tenía algunas tierras, era un herrero muy trabajador y muy aficionado al cante. De ahí que tuviera cuatro hijos cantaores (3).
|
Manuel Mairena durante la entrevista (Foto: Antonio Cid)
|
¿Usted vivió las reuniones en la casa de Juan Carmelo?
Las fiestas en casa de Juan Carmelo yo no las aproveché porque no estaba nacido todavía. No las conocí. Sé que era una casa muy buena pero ahí a quién hicieron cantaor fue a Antonio. La Irene fue la que le cortó las uñitas a mi hermano.
Sabemos del cante de Antonio, de Curro y de usted. ¿Pero cómo cantaba su hermano Juan?
Juan cantaba muy bien también, pero no llegó a grabar. Solo hay cosas de fiestas, de cuando vinieron los primeros magnetófonos. Se iba mucho a Écija, a casa de Anselmo, y buscaba la vida en la feria, en fiestas, en juergas…
Manuel Mairena ha sido una auténtica revolución en la saeta. ¿Desde niño ya apuntaba cualidades?
Hemos salido todos muy buenos saeteros. En mi casa todos los varones cantábamos por ahí, porque en afición Mairena es importante. Pero Jerez es mejor tierra de saeteros. De allí viene nuestra saeta: de Manuel Torre y de El Gloria. Y lo primero que canté fueron saetas porque las escuchaba en los balcones de mi pueblo. Por eso gané con trece años el premio de saetas de Radio Sevilla, que me lo entregó Rafael Santiesteban y lo patrocinó la marca de vinos “La Riva”.
Usted tiene un cante propio por saetas que grabó en 1971 (4). ¿Cómo se fraguó?
Ese cante mío viene también de Jerez. Yo quería hacer una saeta gitana, no folklórica, para cantarla en La Campana. En ese silencio con esos ayes gitanos; en esos momentos que sale el duende por todos sitios. Entonces notaba que Sevilla aún no estaba acostumbrada a la saeta de Jerez. Aquí se escuchaba la de Chacón, la de Centeno... otra clase de saeta. Y los Mairena somos de saetas de Jerez.
Después la grabó en el “Vía Crucis” que sacó en CD hace unos años (5).
Eso salió porque me juntaba con el poeta Manolo Garrido, de Morón. Muy bueno. Él tenía un “Vía Crucis” escrito y yo le arreglé la música. Le gustó muchísimo. Y ya en Sevilla me vine a Pasarela y lo grabé en casi un mes. En ese disco está ese estilo mío, además de la saeta de Alcalá o la de Marchena, que son populares. La de Marchena la empiezo con la Quinta y la remato con la toná del Cerrojo. Y lo que hago es convertir la saeta folclórica o popular en una saeta gitana y rancia.
Como persona de profundas creencias religiosas, no hay día que falte a ver al Señor de los Gitanos. Imagino que esto es fundamental en la profundidad de su saeta.
Es una promesa que tengo de cuando estuve malo. Me quitaron un tumor de la cabeza y otro de la próstata. Ahora estoy nuevo. Desde luego, para mi saeta, la de Antonio, la de El Gloria o Manuel Torre, es muy necesaria la religiosidad. Para eso es mejor ser creyente que ser ateo.
También cantó en El Vaticano el "Cantemos al amor de los amores" ante S.S. el Papa Juan Pablo II, ¿verdad?
Habíamos ido a la beatificación de Ceferino a Roma. Yo estaba con la comisión y como clausura me tocó cantar en la basílica de Santa María La Mayor. Lo que más impacto me causó es cuando estuve con el Papa, con Wojtyła, y me vi delante de él. Me encontró tan sorprendido, que me daba palmadas en la cara y me repetía "je t´aime, je t´aime, je t´aime...".
|
Festival de Cante Jondo de Granada, 1962
|
Volvamos a sus inicios. Empezó cantando para el baile a principio de los sesenta. ¿Qué recuerda?
Iba mucho a la academia de Enrique El Cojo y allí me contrató una pareja de baile y ya me fui con ellos al extranjero diez o doce años. Iba y volvía. Susana y José, se llamaban.
¿Y los festivales? ¿Recuerda el primero en el que cantó?
En el Festival de Cante Jondo de Granada del 62, en el Paseo de los Tristes, con Juan Varea, Chocolate, Curro de Utrera…
Ese es el año de La Llave. ¿Qué apreciaciones hace usted a ese galardón?
Hombre, la Llave estaba dormida y Antonio y Ricardo Molina la despertaron. Y, con ella, a la afición que también estaba mal. Ya vinieron los festivales y se empujó bastante al cante. Pero Antonio le dio más mérito a la Llave, que la Llave a él. Engrandeció y dignificó el cante, e incluso lo llevó a la Iglesia con la “Misa Flamenca” que llegó hasta Florencia. También llevó el cante al Aula Magna de la Universidad en un homenaje a Pastora... El flamenco entonces no había llegado a eso.
En Córdoba cantó usted para Carmen Carreras y Farruco bajo el nombre de Manolo Soto. ¿Por qué ese nombre?
Porque no querían poner a otro Mairena en el cartel. Y como no entraba en concurso porque Antonio no quería, me inventaron ese nombre. Pero recuerdo que canté tan bien, que aquello valía para Llave de Oro.
Siempre se termina hablando de Antonio…
Es que para hablar de cante del que ya no existe, y si existe son pinceladas en algún sitio, hay que hablar de Antonio.
¿Por qué se le han dado tantos palos en estos últimos veinte años?
Porque ha interesado a los de la otra parte darle palos al mejor. Al poder. El descubrió una historia que estaba tapada para que no saliera adelante. Los cantes que recuperó y creó... Eso no les convino a muchos. A pesar de que más que mirar por él, miró por el cante: no se apoderó de la mayoría de los cantes que creó. Le puso el nombre de otros. Pero Antonio pasó mucho y muchos que le dieron esos palos saben perfectamente quien era Antonio Mairena.
¿Y le parecería mal que ahora se renombraran esos cantes y se adjudicaran a Antonio?
A mí no me parecería mal. Pero deben estar muy seguros para poder defender esa tesitura, porque Antonio creó cante de todo lo que cantaba. Le dio un orden y un sentido al cante porque antes era todo un galimatías. Todas las obras musicales, la “Quinta” de Beethoven, por ejemplo, tienen un sentido: un principio, un desarrollo y un final. Y eso lo aplicó Antonio al cante. Desde la soleá de Alcalá a los Tangos del Piyayo.
Volviendo a su carrera, podría decirse que el año de su eclosión es el 65: con la Saeta de Oro de Radio Sevilla, el premio por soleá y bulerías en el Nacional de Córdoba, la Antorcha…
Cuando lo de la Antorcha yo estaba en Londres con Manuela Vargas. Firmé con ella con la condición de que me tenía que dejar venir al Festival de Mairena y gracias a eso pude estar. Conseguí la Antorcha delante de mi gente y de un jurado con peso en el que Antonio no participó. Y se la gané a Menese por tres votos a uno.
También se jugó el Zapato de Oro Elche con Camarón, en el 78...
El primero que estaba para ganarlo era yo. Y también Terremoto. Pero se lo dieron a Camarón por el escándalo que podían formar los gitanos si no se lo daban. A los demás, para evitar más problemas, nos dieron una estatuilla de la Dama de Elche.
No se ha prodigado en el estudio de grabación. ¿No ha tenido interés u oportunidades?
Siempre he encontrado la grabación muy fría y es lo que no me ha hecho grabar mucho. Primero participé en el LP “Festival de Cante Jondo Antonio Mairena” cantando con Antonio y Juan Talega por tonás. Y también hice los tangos. Eso fue en el 67 y hasta el 69 no hice mi primer disco en solitario con Ricardo (6). Después vinieron algunos más, pero pocos. Hay muchas cosas inéditas que las tienen las casas de discos y reuniones muy buenas que las tienen muchos aficionados.
Hablando de discos, cuénteme un secreto. ¿De los discos que hizo Antonio, con cuales no estaba contento?
Con los que hizo con Caballero Bonald. Decía, con mucha gracia, que lo habían saboteado los de la casa de discos.
¿Cómo ve la situación de los Festivales?
Malamente del todo no van. Lo que veo es un giro de noventa grados a la izquierda del cante. Hoy para ser figura no hay que cantar bien. Ni por derecho. Con que saques una cosa que sea pegadiza al oído y la gente la tarareen ya está. Hoy no hay cante. Después vas a un festival a trabajar y te tienes que esperar diez horas para que te toque si eres de los últimos. Eso influye en el espíritu. Sales sin ganas. ¿Y si sales después de seis o siete artistas, qué cantas? Hay que tener muy buen repertorio para no pisarse.
¿No le gusta el camino actual del flamenco?
No. Fíjate a donde ha tenido que llegar José Mercé. ¡¡Cómo sabe cantar José Mercé...!! Hay que explicar a la gente que habla de la fusión que el flamenco es muy nuevo, no tiene dos siglos. ¡¡Pero el cante es más antiguo!!
¿Se ha sentido perseguido o ignorado por la clase política alguna vez?
Yo he sido apolítico. He tenido muchas amistades como Felipe González, Rodríguez de la Borbolla, Colunga... pero no me ha gustado. Sólo algunas veces, durante el franquismo, me prohibieron cantar el “Prendimiento de Antoñito El Camborio” (7), que era de Lorca. Antonio tampoco fue político, le gustaba, pero es que Antonio sufrió en su vida persecución.
|
El autor de la entrevista entre Manuel Mairena y su hermana Ángeles, en el Bar El Pilar (Foto: Antonio Cid) |
Antonio debía ser un libro abierto…
Siempre tenía cosas que enseñarte. A mí me gustaba más escucharlo hablar que cantar. Se iba a buscar a una gitana que había en no sé dónde, la escuchaba y lo hacía después mucho mejor. Mira lo de la Bolola… No nacerá otro igual. Y si viene otro, no con esta escuela.
¿Sigue echándole de menos?
Dejó un vacío muy grande. Tras su muerte, íbamos a los festivales y lo echábamos de menos. Quieran o no quieran reconocerlo, ese vacío lo hemos notados todos.
¿Imagino que también a Juan Talega?
Juan era un libro gordo de la historia. Aparentaba ser muy serio pero era muy gracioso y agradable. Es verdad que era brutote, pero un actor buenísimo. Y eso lo llevaba al cante, a cómo interpretaba con las manos. Ahí no sabía engañarte.
Me hablan de un día de diciembre de 1987 donde, tras un homenaje a Diego de la Gloria, en una confitería de Mairena, le cantó a su hermana Rosario por romances de forma indescriptible, incluso se provocó una alteración de orden público...
Eso fue en la calle San Fernando. Estábamos allí mis hermanas Rosario y Ángeles... y comencé a cantar el romance a ritmo de alboreá... Rosario empezó a bailar gitano y a querer entrar gente en la confitería, hasta que tuvieron que cortar la calle. Fue precioso.
En 1972, Antonio declaró a Francisco Amores en ABC "deseo que Manuel ocupe, el día de mañana, mi puesto en la Casa y en el arte". ¿Qué opina de esto Manuel Mairena?
Le pido al señor todos los días que me de lo que se me ha ido, si quiera para volver a cantar y poder seguir la obra que Antonio ha dejado para que no se muera. Lo encuentro difícil. Me encantaría poder cantar con la fuerza que necesito solo cuatro o cinco veces más. Pero me entra un miedo... me quito del medio y me escondo. Es mucha la responsabilidad. En cuanto veo que tengo que cantar salgo huyendo. Y sé que estaría muchísimo mejor de salud si cantara, saldría de este encierro que no me deja vivir. Ese miedo creo que tiene mucho que ver con el tumor que tuve en la cabeza. Pensar mucho es malo y yo pienso demasiado.
Y si volviese a los escenarios ¿Qué guitarrista sería el elegido?
Sin duda, Enrique de Melchor. Está deseando que lo llame. Me encanta ese toque, porque le viene bien a todo el mundo. No es el toque de su padre porque Enrique tiene sus cosas, con una armonía enorme. Parece que hace la guitarra fácil, que de fácil tiene poco y no todos los guitarristas de hoy saben tocar para cantar. Mi cante está cargado de gitanismo, lejos de esos guitarrazos que dan algunos... Otro guitarrista, Paco de Lucía. Ha sido una pena que Antonio no hubiera podido grabar un disco entero con Paco. Eso hubiera sido un bombazo, un golpe de frescura para la guitarra de acompañamiento. Qué no todo no es comerse la guitarra!!
__________________________________
(1) Fui redactor jefe de la revista La Flamenca desde finales de 2005 a finales de 2007. En total diez números (del 13 al 22). Poco tiempo después de mi salida este medio pasó a digital, en cuya web aparecen la mayoría de mis textos de esos años pero sin mi firma por decisión de su directora.
(2) La entrevista se realizó el 14 de julio de 2006. Salió publicada en el número 16 de dicha revista, en agosto de de 2006. Conseguí que Manuel Mairena fuese portada, cuando en el mismo número Manuel Moraga había entrevistado a Merche Esmeralda y Universal pagaba a lso medios porque Pitingo, que acababa de publicar su primer álbum, fuese portada.
(3) Los hijos del matrimonio de Rafael Cruz Vargas y Aurora García Heredia fueron Antonio, Águila, Curro, Juan, Rosario y María Josefa. Del matrimonio de Rafael y Ángeles García Vanda nacieron Ángeles y Manuel.
(4) Me refiero al Ep "Mi saeta gitana" (Movieplay SBP 10.200), en el que incluye cuatro tracks de este género.
(5) Pasarela CDP 4/677.
(6) Son 12 cantes grabados en realidad en 1968 y que salieron al mercado repartirdos en tres Ep´s. Uno de ellos, "Saeta de Oro" con cuatro saetas (Hispavox 16-677), y los otros dos (Hispavox HH-678 y HH-679) de cante con la guitarra de Niño Ricardo. Manuel publicó en 1969 el LP "Antorcha del Cante Gitano" (HHS 10-364), con Ricardo y Félix de Utrera, y en 1970 "Mi Cante" (Hispavox HH (S) 10-384), con Melchor de Marchena y su hijo Enrique.
(7) El "Prendimiento de Antoñito El Camborio" abría el disco "Antorcha del Cante Gitano" de 1969, y está basado en el texto de Federico García Lorca.