viernes, 17 de junio de 2022

EL WORD-PERFECT DEL CANTE

Los errores en las dataciones de los discos de pizarra en las que se basan la mayoría de publicaciones de flamenco siguen siendo el "talón de Aquiles" de los investigadores. Así de claro. Se salvan los libros de Martín Ballester, que tiene a mano documentación fiable, y poco más (1). El resto suspende preocupantemente, incluidos los grandes nombres que todos tenemos en mente. Y me explico: el error de base parte de un archivo de Word que Luis Soler y su equipo empezaron a elaborar hace ahora dos décadas, contabilizando todas las placas de pizarra de flamenco que se habían editado y su información correspondiente. El resultado fue un trabajo no publicado oficialmente de algo más de quinientas páginas pero con cientos de errores, puesto que muchos datos o se habían anotado mal, o no se habían tomado directamente de las pizarras. Y eso, y aquí está el despropósito, sigue usándose hoy -veinte años después- por cientos de investigadores y aficionados que han ido compartiendo ese dichoso Word sin variar una coma (2). 

Igualmente, de ese trabajo apócrifo han ido pasándo de disco duro en disco duro los audios de miles de placas igualmente cargadas de errores de etiquetado. Errores que ni siquiera ha enmendado un "notas" con perfil de psicópata que en los últimos meses está subiendo a YouTube todo este arsenal sonoro con el único objetivo de adquirir notoriedad y al que siguen una legión de ciegos. De locos. No obstante, y puede demostrarse, hasta tesis doctorales se han dado por válidas por eminencias de la Universidad de Sevilla cuyo contenido se ha documentado a partir este galimatías; con números de matrices y catálogos bailando el chachachá y cambios de fechas de hasta diez años. Es más, ni el propio Soler ha debido actualizar dicho archivo porque el libro sobre las malagueñas que publicó junto a su equipo en 2019, con casi setecientas páginas, no hay por dónde cogerlo precisamente por esto. Un desastre mayúsculo sobre el que algunos hablamos en privado pero en público ocultamos por respeto sobre todo a Luis que, hay que decirlo también, ha sido el único que se ha propuesto esta empresa con la mejor de las intenciones.
 
Qué dónde está el problema? En que si la perspectiva de los trabajos de análisis que se vienen publicando ahonda en mostrar una evolución formal y cronológica de las melodías de los cantes, partiendo de quién los grabó primero para ir comparando con sucesivos registros, y ahora resulta que las pizarras están mal datadas… pues apaga y vámonos. De este modo el 95% de la bibliografía que conocemos, y que se ha dado por válida durante años, podría ser pasto de las llamas perfectamente. Y no pasaría nada. A esto súmenle que la mayoría de los aficionados que leen estos libros quieren jugar alguna vez en su vida a investigadores flamencos de renombre en Facebook… pero se limitan a copiar literalmente todos estos datos erróneos, con lo que el desastre se multiplica por mil. Así se perpetúan tantas y tantas imprecisiones que vamos arrastrando históricamente.
 
 
William Sinkler Darby en su primer viaje a España en agosto de 1899 (Archivo EMI) 


Y para que vean ustedes que no exagero y que la cuestión sigue activa, asistíamos ayer (16 de junio de 2022) a una pequeña porfía en redes entre dos investigadores serios -al menos yo los tengo en esa estima- sobre la datación de las primeras marianas grabadas. Y, que me perdonen, no dieron ni una. Así que con el permiso de ambos, sin ánimo de enmendarles la plana y solo con la intención de zanjar el asunto (casi) definitivamente, paso a citar los datos sobre las grabaciones de marianas que aparecen en el archivo del sello Gramophone, primero que empezó a editar discos en España. Y lo hago a través de la catalogación que hizo hace unas décadas el ya desaparecido Alan Kelly, máxima autoridad en este terreno puesto que manejó para su estudio las hojas de grabación de la propia discográfica.
 
Según este especialista, quien primero graba la mariana es Escacena, hacia julio de 1908 en Madrid, por el técnico William Sinkler Darby (matriz 5509h). Se publicó con número de catálogo X-52287. Y a partir de aquí, le siguen:

2) El Pena, que la registra en Barcelona, de la mano del técnico I. R. Holmes, concretamente el 8 de octubre de 1908 (matriz 12ab) saliendo publicada con el número de catálogo X-52311.

3) La Sta. Soler también en Barcelona, cuatro días después de El Pena, el 12 de octubre de 1908 y por el mismo técnico (matriz 22ab). Esta conocida tiple graba la mariana compuesta por Calleja para su obra "Los Ojos Negros".

4) El Niño de Morón. Al día siguiente, 13 de octubre de 1908, en Barcelona y por el mismo técnico (matriz 27 ab), publicado con número de catálogo X-52348.

5) Manuel Garrido, el 19 de diciembre de 1908 en Madrid, a las órdenes del técnico A.S. Clarke (matriz 150y). Publicada con número de catálogo X-52329, ya a principios de 1909.

6) El Diana, al día siguiente también en Madrid y por el mismo técnico (matriz 176y), publicándose con número de catálogo 552016. 
 
 
 
Almacenes de The Gramophone Company en 1905 (Archivo EMI)
 


A finales de 1908, aunque no disponemos de fecha concreta porque se trata de un disco Odeón, sabemos que el Niño de Constantina grabó su mariana con número de catálogo 68095, saliendo al mercado en 1909. En lo sucesivo la grabaron -también para Gramophone- la cantaora Luisa la de los Tangos (el 27 de enero de 1909), Manuel Pavón (el 10 de febrero de 1910), Fernando El Herrero (el 11 de noviembre de 1910), la Sta. Piños -que hace la mariana de la obra "El decir de la gente" de Padilla- (el 17 de noviembre de 1911) y el Niño de las Marianas (el 25 de noviembre de 1911). 
 
Podríamos seguir con lo registrado por los sellos Odeón, Pathé, Homokord o la Columbia americana, pero creo que con esto tenemos bastante para deshacer el entuerto citado y para que todo el mundo entienda que si no se tienen datos fiables y contrastados, mejor no darlos.


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(1) Está feo que sea yo quien cite a Gregorio Valderrama y a Antonio Conde; dos especialistas que publican en mi editorial pero de los que tengo total constancia de la fiabilidad de los datos que manejan.
 
(2) Sobre la filiación y catalogación de los estilos que se hace en ese archivo de Word también podríamos hacer juicio crítico, pero no es el sitio ni el momento. 
 




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